Hace diez días Mauricio Macri suspendió el traspaso del subte, harto del comportamiento hostil del gobierno nacional que busca ahorcarlo financieramente para que no pueda transformarse en un rival competitivo de cara al 2015. Desde ese día hemos asistido al espectáculo poco edificante de acusaciones cruzadas entre ambos grupos sobre si el traspaso se efectivizó o no (el argumento del kirchnerismo que esto es así pues Macri aumentó el "cospel" a $2,50 es risible si uno piensa las cosas que el gobierno nacional hizo con YPF pero ahora se hace el distraído). 

Para enfatizar más el costado político del conflicto, el kirchnerismo ahora quiere traspasar a la órbita de la CABA el control de 33 líneas de colectivos, aquellas que realizan la totalidad de su recorrido en la Ciudad. ¿Qué pasa con las que también transitan por el Gran Buenos Aires? La medida, que aunque prospere en el Congreso no sería convalidada por la Legislatura local llevando la disputa al terreno de la Justicia, busca ahorrarse 1700 millones de pesos anuales en subsidios y que Macri se vea como el malo de la película por tener que dar la cara y aumentar las tarifas. 

Si eventualmente el control de los colectivos se transfiere a la Ciudad (o más logicamente a un ente conjunto Ciudad-Provincia), el gobierno nacional no estaría obligado a transferir recursos a la Ciudad, o a lo sumo una fracción minúscula para cubrir sueldos del órgano de control, que sacando ñoquis debe ser ínfimo pues, ¿cuántos inspectores se ven en las calles? Los subsidios a las tarifas se pueden cubrir con aumento en las mismas y no hay inversiones significativas a cargo del gobierno nacional.

La situación es distinta con el subte, y eventualmente con trenes suburbanos (que también debieran estar bajo la órbita de un ente regulador Ciudad-Provincia). En este caso corresponde que la Nación transfiera el servicio con los recursos correspondientes para mantener el nivel de inversiones de mantenimiento y expansión en el nivel que tienen hoy en día.

Es decir, si por año se destinan 100 millones de pesos para mantenimiento de subtes y ampliación de la red, corresponde que el gobierno nacional ceda recursos por esta cantidad en favor de la Ciudad a través de una mayor coparticipación de ingresos (por el porcentaje correspondiente a los mencionados 100 millones). Esto es lo que dice la Constitución Nacional en lo que respecta a transferencias de servicios: deben ser con los recursos correspondientes. Al igual que en el caso de los colectivos, no es necesario transferir recursos para subsidiar la tarifa, ya que los ingresos operativos se pueden conseguir aumentando la misma, y la decisión de subsidiar el transporte público es política (dentro de la esfera de la política me parece interesante la propuesta de Lucas Llach para que Macri convoque a un plesbiscito sobre la aceptación o no del traspaso y en qué condiciones). 

Una vez transferido el servicio sería decisión de la Ciudad (o conjunta con la Provincia para los trenes) el aumentar el nivel de inversiones para mejorar la calidad del servicio o para acelerar el ritmo de expansión de la red. Es razonable suponer que dado que la Ciudad es más rica que el promedio del país, una vez que administre el transporte público encuentre necesario hacerlo. No porque a Macri (o quien gobierne en ese momento) le guste, sino porque los usuarios del servicio serán al mismo tiempo quienes voten por la continuidad o no de su gobierno.

Si el gobierno realmente cree que Macri es inepto debería acelerar el traspaso (con los recursos que indiqué arriba) para que los porteños (y el resto del país) veamos que no puede mejorar la calidad del servicio. Si por el contrario el kirchnerismo se queda en la pelea mediática, los ciudadanos empezaremos a sospechar que Macri realmente es un administrador eficiente, y que quizás valga la pena darle nuestro voto en 2015.