miércoles, 28 de marzo de 2012

[Noticias economicas] Estructura Desequilibrada

Estructura Desequilibrada


Asuntos pendientes

Posted: 27 Mar 2012 07:31 PM PDT

Uno de los pilares de este gobierno  fue desandar el camino neoliberal que transitó el país a partir de 1976. Todavía más, tan mal se hicieron las cosas en esos años y tan nefastas fueron sus consecuencias, que continuamente el kirchnerismo utilizó como propaganda este contraste (y hasta me atrevería a decir, como agenda política y económica).
Sin embargo, fue tal la profundidad y la envergadura de los cambios impuestos por el neoliberalismo en la Argentina, que desandarlo nos va a llevar largos años. Lo hecho hasta ahora indica que vamos por el camino correcto, a través de la consolidación y la reaparición de un Estado que tiene un rol central en la toma de decisiones en pos del crecimiento y desarrollo del país.
Sin embargo, todavía quedan muchas cuestiones elementales por resolver, las cuales ya deberían haberse realizado dada su importancia para la mejora de la población argentina.
Una de éstas, es la reforma tributaria. Actualmente la Argentina tiene un sistema tributario regresivo y obsoleto para los tiempos que corren, heredado (ya habrán adivinado) del modelo neoliberal.
Una excelente descripción del estado actual del sistema tributario es brindada por Jorge Gaggero (2008):

Este sistema se caracterizaba por el predominio de los impuestos indirectos. Principalmente el de un IVA de altísima alícuota, de tipo francés o sueco, y sin excepciones para los pobres (en alimentos básicos y vestimenta, como es usual en los países avanzados), circunstancia que aún hoy pervive. En contraste, un débil impuesto a las ganancias se aplicaba -y se aplica aun hoy- en gran medida a las empresas, con un impacto muy limitado sobre las personas (sin incidencia significativa sobre los más ricos; una cuestión que se ha agravado durante los últimos años). Esto ocurre por dos razones: por una parte, la alícuota marginal máxima del impuesto es baja (35%, igual a la alícuota general que tributan las empresas) y, por la otra, las bases de tributación son muy estrechas para las personas (se grava casi exclusivamente el trabajo personal, con una débil progresividad).
En la Argentina no están gravadas las ganancias de capital que obtienen las personas físicas. Esta es una circunstancia muy anómala a nivel mundial, y constituye la nota más provocativa del carácter extremadamente regresivo del sistema impositivo argentino (que lo distingue, por ejemplo, de los de Chile y Brasil).
Se han realizado algunas correcciones positivas al sistema, después del derrumbe del régimen de convertibilidad, que se apoyan en gran medida en impuestos extraordinarios (no tradicionales). Los derechos sobre las exportaciones son los principales; aportaron mayor progresividad porque han gravado las ganancias extraordinarias de las exportaciones en momentos de precios favorables de las commodities que exporta la Argentina y tipo de cambio relativamente alto. Ha sido fuerte su aporte: más de dos puntos y medio del PIB (2007), que en rigor deben sumarse a lo que se recauda por el impuesto a las ganancias (que suma más de 5 puntos de PIB) para completar el peso de la imposición a las ganancias "en sentido amplio".
Casi la mitad del salto de presión tributaria que se dio desde la caída de la convertibilidad se ha explicado por este impuesto de impacto global progresivo (las denominadas "retenciones sobre las exportaciones") y por el aumento en la recaudación por ganancias. Este último aumento no se debió a una reforma en el impuesto sino al éxito macroeconómico y los consecuentes altos márgenes alcanzados por las empresas. Estas tendencias implicaron que se concentrase en las empresas una mayor porción de la recaudación que antes de la última crisis. Subsisten las desgravaciones que benefician a los ingresos de los más ricos, al centil superior de la escala de ingresos (el uno por ciento más afortunado de la población). Este sector social se las arregla para poner su patrimonio y la mayor parte de sus flujos de ingreso "a buen resguardo" – a cubierto de la acción fiscal- a partir de una eficaz gestión que aprovecha las graves fallas en la legislación y en la administración tributarias, en un contexto global que estimula la "ubicuidad" del capital.

¿Cuáles deberían ser los pasos a seguir para revertir esta situación?
Gaggero, también brinda una posible respuesta:

Debería fortalecerse la imposición sobre las rentas personales y los patrimonios (reintroduciéndose, además, el impuesto "a la herencia" y las donaciones a título gratuito) y, por el contrario, atenuarse la carga sobre los consumos de carácter masivo (los suntuarios serían gravados en mayor medida). Deberían integrarse las rentas de cualquier origen en cabeza de las personas físicas con el objeto que el impuesto a las ganancias recaiga sobre todas ellas (sin excepciones relevantes). Un proceso de este tipo demandaría el previo "cierre" de los canales de elusión hoy existentes que son usados por los sectores de mayores ingresos para eludir sus obligaciones tributarias, muchos de los cuales descansan en las debilidades de la gestión orientada a la efectiva aplicación del criterio de "renta mundial" vigente en Argentina (un ejemplo relevante es el brindado, en los últimos años, por la proliferación de "fideicomisos" de todo tipo, incluidos los que se constituyen en "paraísos fiscales"). La reforma del sistema fiscal federal, incluyendo el régimen de coparticipación federal de impuestos, resulta además insoslayable en este marco de cambios sustanciales.
En tercer término, las reformas fiscales resultan ineludibles para darle mayor competitividad a la economía, en todos los planos en los que la gestión estatal resulta sustantiva. En el tributario, a través de una reducción sustancial de la evasión y la elusión que permita –a la vez- terminar con un proceso histórico de "selección perversa" de agentes económicos basado en una alta "brecha de deslealtad empresaria" y, vía reducción de alícuotas (en especial en el IVA), estimular las actividades económicas internas. Complementariamente, la eliminación de las exenciones que hoy benefician a las actividades financieras y especulativas y el aumento de la presión sobre las personas con alta capacidad contributiva, permitiría terminar con la asimetría que hoy afecta a las empresas (en especial a las pequeñas, principales generadoras de empleo) y a las actividades productivas. En el plano del gasto, una mayor eficacia administrativa y reguladora del Estado, una dirección más eficiente y racional de sus subsidios, una más alta y mejor direccionada inversión pública y una ambiciosa y equilibrada coordinación regional constituirían otras tantas asignaturas estratégicas indispensables.

Como vemos, la reforma implica la introducción de medidas que afectan la redistribución de la riqueza, transfiriendo ingresos de los que más tienen hacia la clase trabajadora. Esto significa tocar el bolsillo de los grupos económicos de mayor poder en la Argentina, una lucha bastante difícil de ganar, más todavía viendo el último antecedente de una (tímida) reforma que va en esta dirección: las retenciones.
Sin embargo, esto no quita que este gobierno debería llevarla a cabo (en realidad, ya debería haberlo hecho). El sistema tributario es una de las principales herramientas para la distribución del ingreso, y si realmente se quiere "profundizar el modelo" la reforma tributaria debería ser parte de la agenda en el corto plazo. Por ahora, esto no ha sucedido.

Bibliografía:
Gaggero, J. (2008), "La Progresividad Tributaria: Su Origen, Apogeo y Extravío", CEFIDAR.


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Publicado por Pako para Noticias economicas el 3/28/2012 07:24:00 AM

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