Nuestra nunca lo suficientemente odiada MdeP se despachó con unas declaraciones incendiarias en un reportaje publicado en Página 12 el pasado domingo:

–Algunos economistas advierten que la decisión de potenciar la capacidad de financiamiento del Banco Central al sector público generará inflación.

–Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación. Solamente en Argentina se mantiene esa idea de que la expansión de la cantidad de dinero genera inflación. El pánico que se quiere transmitir alrededor de la capacidad de financiar al Estado es muy parecido al debate sobre el uso de reservas para pagar deuda. Es el mismo discurso. Descartamos que financiar al sector público sea inflacionario, porque según esa afirmación los aumentos de precio son por exceso de demanda, algo que no vemos en Argentina. En nuestro país los medios de pago se adecuan al crecimiento de la demanda y las tensiones de los precios están por el lado de la oferta y el sector externo.

En sentido puro su afirmación es falsa, como bien demostró Andy Neumeyer en un post en Foco Económico al siguiente día. Hay tanta evidencia que el aumento en la cantidad de dinero genera inflación en el largo plazo que es uno de los hechos estilizados de la economía, como que el aumento del precio de un bien induce a una reducción en la demanda del mismo. Para extender un poco la discusión con MdeP hacemos notar que la relación entre emisión e inflación es válida para el largo plazo. Es posible que en el corto plazo uno vea episodios de emisión sin inflación.

Más allá de la ridiculez de afirmar que la inflación en Argentina no es un fenómeno de demanda sino de oferta (¡¿y por ende suponer implícitamente que emitir estimula la oferta y por ende es deflacionario?!), el gobierno ha fundamentado los cambios a la Carta Orgánica del BCRA en el accionar de los bancos centrales de los países desarrollados que ampliaron fenomenalmente la cantidad de dinero luego del pánico por la quiebra de Lehman Brothers. Como dice Nicolás Dujovne en una nota publicada ayer en La Nación: 

Está de moda comparar la fenomenal emisión de dinero de la Reserva Federal con la que planea emular el BCRA. Y la gran diferencia se llama liquidez y ciclo. La Reserva Federal les compró bonos del Tesoro a los bancos norteamericanos en el peor stress de liquidez desde los años 30, mientras la economía de Estados Unidos veía duplicar su tasa de desempleo desde el 5 al 10% en medio de una incipiente deflación que ponía en jaque a los deudores. En la Argentina, la economía crece desde hace años por encima de la capacidad de la oferta doméstica de acompañar ese ritmo. Por ello la inflación supera el 20%. Y la liquidez de los bancos supera el 35% de los depósitos.

Los americanos emitieron para suavizar el ciclo económico y evitar una depresión. Para los argentinos, aplicar esa receta sería como darle cafeína a un insomne. Bajar la inflación ayudaría a evitar el estancamiento al que inevitablemente nos dirigimos sin un cambio de rumbo.

Lo que Dujovne no dice (ni ningún funcionario del gobierno) es que desde el primer día los norteamericanos se preguntaron, y todavía discuten, cuál va a ser la estrategia para absorber toda esa masa de liquidez cuando las condiciones económicas mejoren y la economía esté cerca del pleno empleo. Obviamente se preocupan por este tema pues son conscientes que de no revertir la expansión se encontrarán con inflación (ver este trabajo de Iván Werning sobre la política óptima en una trampa de la liquidez, en particular la conclusión de que es óptimo mantener las tasas bajas por cierto tiempo después que se la recuperación se consolide). 

Como en toda comunicación de este gobierno infame, el "relato" se distorsiona. En este caso se mencionan los beneficios (para otros países) de expandir la cantidad de dinero sin explicar (que dichos países presentan) las circunstancias para que esta política no sea inflacionaria, ni que (estos países son conscientes que) su adecuada aplicación implica la reversión de la misma una vez logrados sus efectos. La realidad es que Argentina no tendría ningún beneficio pues no tenemos amplia capacidad ociosa, ni menos se piensa en una política monetaria contractiva en el futuro (recordemos a la misma MdeP cuando dijo que era "esto o el ajuste salvaje"). La realidad es que el gobierno decidió que la caja que le convenía robar en la coyuntura actual es la de las reservas del BCRA. ¿Qué queda para robar mañana?