jueves, 30 de agosto de 2012

EL ESPACIO DE HERNAN HAINES

EL ESPACIO DE HERNAN HAINES


De los Supersónicos a los Picapiedras

Posted: 30 Aug 2012 07:00 AM PDT


Ayer a la mañana, cuando pisé nuevamente suelo argentino, sentí que había regresado al pasado. A ese pasado en el que –imagino- nadie quiere vivir. En donde el desorden, el caos, el maltrato, la intolerancia, la inoperancia y la viveza criolla son las estrellas. Aunque no las únicas. La mala calidad de vida, la inseguridad, la falta de Justicia, la mala educación, los políticos corruptos, también integran el pasado en cuestión, al que me gusta calificarlo de paleolítico, si bien no sé si –salvando las distancias, por supuesto- durante el Paleolítico la gente vivía tan mal con los escasos recursos disponibles.

Me gustaría contarte que mientras todos los días la Presidente de la República Argentina te dice que aquí se vive mejor que nunca y que el mundo se cae a pedazos -¿de dónde habrá sacado que el mundo se cae a pedazos?-, cuando llegás al aeropuerto Liberty, en Newark, ubicado en el Estado de New Jersey, muy cerca de la ciudad de Nueva York, retirás tus valijas y te subís a un tren fantástico –no fantasma-, aéreo, que recorre la terminal aeroportuaria y te deja en la estación de un tren cuyo destino final es Penn Station, en pleno corazón de Manhattan, desde donde podés caminar algunas cuadras o tomar un taxi y ya estás listo para disfrutar de esa maravillosa metrópoli.

También quiero que sepas que en Nueva York había una vía de tren abandonada, que atravesaba gran parte de la ciudad y que como no sabían qué hacer con ella la transformaron en un parque elevado que es una verdadera obra de arte. Se llama High Line y vale la pena recorrerla en toda su extensión. Aquí, en tanto, los espacios verdes son cada vez menos verdes.

Y ni hablar del incomparable Central Park, que recibe miles, cientos de miles de visitas por día y en donde es imposible encontrar un papel en el suelo o la caca de algún perro.

Por otra parte, tuve la suerte de volver a Honolulu, la ciudad capital del Estado de Hawaii, en medio del océano Pacífico.

El 70% de la energía que se consume allí proviene de molinos de viento, de la radiación solar, de la diferencia de temperaturas que existe entre la superficie marina y la profundidad del océano, y de los biocombustibles.

Cuando ves que una autopista colgante cruza parte de la isla de Oahu –en donde se encuentra Honolulu-, entre volcanes y por el interior de ellos, y comparás con el estado de las rutas bonaerenses, a las que el gobernador Scioli llama autopistas, te sentís extremadamente estafado.

En fin, me encantaría contarte muchas más cosas, pero la vida en el Paleolítico es demasiado agitada y me quedé sin tiempo.

Ah, me olvidaba, el vuelo de regreso a Buenos Aires vino prácticamente vacío, algo que hacía mucho tiempo que no ocurría. Convengamos que comprar y comer en los Estados Unidos es mucho más barato que aquí.

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