Por María Eugenia Garibotti

Con la noticia de que la Presidenta va a enviar el proyecto de ley para re-estatizar YPF, una gran parte del debate se ha centrado en la falta de seguridad jurídica que supondría la estatización. Aunque coincido con que es un costo de la medida, me parece necesario discutir los potenciales beneficios. Uno de esos beneficios es, me parece, que abre un espacio para discutir la política energética del país, en particular cómo deberíamos administrar nuestras reservas de petróleo, y si deberíamos enfocarnos en producir más, o consumir menos.

Agrego al gráfico que publicó Martín, unos datos más para contextualizar la discusión. Argentina consumió 602 mil barriles de petróleo por día en 2009, aproximadamente 212 millones al año. Las reservas estimadas en todo el país son aproximadamente 2600 millones de barriles, y considerando todos los tipos de petróleo y combustibles líquidos, el país fue exportador neto. Supongo que una de las consecuencias de la falta de inversión en exploración de Repsol es que las reservas están artificialmente bajas, pero dado que es esperable que el consumo aumente, y dado que la producción de petróleo ha aumentado en el mundo a fuerza de encontrar reservas que requieren más energía para ser explotadas, es claro que el objetivo de independencia energética a largo plazo está lejos de ser logrado, o tal vez incluso de ser factible.

Y el tema entonces es, más allá de la nacionalización, qué deberíamos hacer con el petróleo que tenemos. Los economistas tenemos, me parece, el vicio profesional de pensar que con las señales de precio correctas, vamos a poder sobrellevar la desaceleración mundial en la producción de petróleo que se está encontrando con una fuerte crecimiento en la demanda. La versión más optimista que he podido encontrar es esta editorial de Marian Radetzki en Energy Policy, titulada "Peak Oil and Other Threatening Peaks: Chimeras Without Substance".

Su tesis es que la gente que pronostica que hemos pasado el pico de producción de petróleo ignora el hecho de que en el pasado otras fuentes de energía fueron reemplazadas al llegar más o menos a su pico de producción (por ejemplo, el carbón en Gran Bretaña) y que el progreso tecnológico hace que la mayor parte de los pronósticos agoreros terminen por estar equivocados. Hace también hincapié en que existen reservas "no convencionales" que son atractivas cuando el precio del petróleo es alto. Así que no nos deberíamos preocupar.

Una visión contraria  es la de James Hamilton, resumida en este capítulo del Handbook of Energy and Climate Change1. Hamilton muestra que la producción mundial de petróleo no aumentó entre 2005 y 2010, aún cuando el precio está a niveles altos en comparación con la segunda mitad del siglo veinte.

Producción y Consumo de Petróleo

También resalta, como mencioné antes, cómo la producción de petróleo en base a las reservas no convencionales es en sí misma más intensiva en energía. Y en muchas áreas de producción tradicional - en Estados Unidos, México, e incluso Arabia Saudita - el pico de producción ya pasó. Todo esto parece sugerir que el precio del petróleo debería ser aún más alto de lo que es hoy, para capturar la verdadera escasez que se acerca.

Me encantaría saber qué opinan de cuál debería ser nuestra política energética. Los dejo con una cita del paper de Hamilton:

The increases in world petroleum production over the first 150 years of the industry have been quite impressive. But given the details behind that growth, it would be prudent to acknowledge the possibility that world production could soon peak or enter a period of rocky plateau. (...)

In any case, if the question is whether the world should decrease combustion of gasoline produced from convetional petroleum sources, we may not have any choice.

1: Recomiendo su lectura a cualquiera que esté interesado en este tema - es corto pero lleno de información y referencias.