sábado, 26 de mayo de 2012

[Noticias Mexicanas] TODO SOBRE NARCOTRAFICO EN MEXICO

TODO SOBRE NARCOTRAFICO EN MEXICO


Dejan 14 muertos en el país entre balaceras, persecuciones y ajustes de cuentas

Posted: 25 May 2012 11:15 AM PDT

MÉXICO, D.F. (apro).- Un total de 14 personas, entre ellas un adolescente, murieron en seis entidades del país en hechos presuntamente relacionados con el crimen organizado.

 

Una ola de balaceras dejó un saldo de al menos seis personas ejecutadas en distintos puntos de Acapulco, Guerrero, durante la madrugada de este jueves.

Entre las víctimas se encuentran una mujer y un adolescente de una misma familia, quienes quedaron en medio del fuego cruzado.

Según autoridades porteñas, la violencia se desató alrededor de las 04:00 horas, cuando un comando incendió un "deshuesadero" ubicado entre los puntos conocidos como Real Hacienda y Paso Limonero.

Enseguida se desató un enfrentamiento entre el grupo de sujetos armados y agentes federales, que protagonizaron una movilización y persecución en la zona conurbada del puerto.

En medio del intercambio de proyectiles, las balas alcanzaron a una familia que viajaba en un Chevy, a unos metros de una clínica del IMSS.

Cutberto Bailón Ojendis, de 42 años, el padre, quien se desempeña como custodio de la cárcel del municipio de Tecpan de Galeana y su hijo, Ezequiel Bailón Serrano, de 16 años, resultaron heridos con rozones de bala en la cabeza, según el parte oficial.

En tanto, la esposa y otro hijo de Bailón Ojendis murieron en el interior del auto, la primera por un balazo en la cabeza y el adolescente de un disparo en la garganta.

Metros adelante del lugar donde la familia quedó en el fuego cruzado, las autoridades reportaron el hallazgo de un taxista ejecutado que estaba a un costado de su unidad roja con blanco sobre el bulevar Vicente Guerrero. La víctima fue identificada como Gerardo Bello Morales, de 24 años.

Casi a las 05:00 horas se reportó otra balacera sobre el bulevar Lázaro Cárdenas, a la altura del ejido de La Sabana, en la zona conurbada de Acapulco. En el lugar fueron encontrados dos hombres acribillados que estaban recostados en el asiento trasero de un taxi.

Al lado de los cuerpos dejaron el siguiente mensaje:

"Gobierno federal ahí les dejo esta basura para que sigan apoyando a los del centro, nos pelan la verga. Ni con el Operativo Guerrero Seguro van a poder con nosotros att. El Capi, Osuna y El Cremas".

Una de las víctimas de este atentado fue identificada como Manuel Lugo Herrera, de 28 años.

En Nocupétaro, Michoacán, en la colonia Industrial, cerca de las 09:00 horas fue asesinado Samuel Acosta, un conocido médico de 37 años quien era el encargado de los Laboratorios Clínicos Tamaulipas. Un solitario motociclista que lo esperaba en la entrada del negocio lo mató de un disparo en la cabeza.

En Morelos, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) informó del hallazgo de dos cadáveres de hombres maniatados y asesinados a balazos en la colonia Real del Puente, municipio de Xochitepec, al sur del estado.

En Culiacán, Sinaloa, fueron acribillados dos hombres en hechos distintos. El primer caso fue el de un hombre que fue encontrado en el interior de su domicilio ubicado en la sindicatura de Aguaruto. Estaba recostado en su cama con dos disparos en la cabeza.

En otro hecho, cerca del conjunto habitacional denominado La Primavera, al sur de la ciudad, fue ubicado el cuerpo de otra persona del sexo masculino atada de pies y manos, con impactos de bala y envuelto en una cobija color negra.

En Coahuila, murieron tres presuntos delincuentes tras un enfrentamiento y persecución que duró unos 45 minutos entre un comando armado y elementos del Ejército en el bulevar Nazario Ortiz Garza, en la colonia Virreyes.

La balacera, registrada alrededor de las 22:30 del miércoles 23, provocó pánico entre la población, por lo que las autoridades estatales activaron el "código rojo" de emergencias policiales.

A través de Twitter, la policía municipal pidió a la población tomar vías alternas y evitar pasar por el bulevar Venustiano Carranza, arteria principal de Saltillo.

Minutos después, a través de la misma red social, el vocero para temas de seguridad del estado, Sergio Sisbeles, reportó: "Situación en calma. Corporaciones policiales y militares en operativos de vigilancia", e informó que tres presuntos delincuentes fueron abatidos por fuerzas militares.

En Monterrey, Nuevo León, un grupo armado ultimó a un policía e hirió a su compañero en el municipio de Apodaca.

El ataque se registró alrededor de las 13:45 horas sobre la avenida Miguel Alemán y Vía Matamoros.

Según las primeras investigaciones, los pistoleros perseguían a los uniformados que realizaban su patrullaje en una camioneta. Cuando los alcanzaron dispararon contra la unidad policiaca y mataron a uno de los policías.

“El Mayo” Zambada líder del Cártel de Sinaloa y su presunta Captura

Posted: 25 May 2012 11:10 AM PDT

México.- Durante un operativo por parte del Ejército Mexicano en el poblado de Aguaje, Sinaloa, se logró capturar al líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada.

En dicho operativo que se realizó el día de hoy al filo de las 0700 Hrs. se capturó a dicho líder junto con su personal de escoltas a quienes se les aseguró cocaína, armas y cartuchos útiles de los cuales aún no se revela el número total.

El Ejército mexicano realiza el traslado de los detenidos en Sinaloa para entregarlos a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) en la Ciudad de México donde rendirán su declaración ministerial y en un plazo de 48 horas se definirá su situación jurídica ya sea que sean enviados a un penal de alta seguridad o en caso contrario, a la casa de arraigo para continuar con la investigación.

Mas informacion en breve, Diario de Sinaloa

Portales de internet aseguran supuesta captura de “El Mayo” Zambada

Culiacán, Sin.- El portal "Diario de Sinaloa" publicó anoche una información anunciando la supuesta captura de Ismael "El Mayo" Zambada, presumiblemente a manos del ejército, en un operativo realizado, según dice, en el poblado de Aguaje, nombre de una población en la sierra de Badiraguato, Sinaloa.

Esta versión no ha sido confirmada por autoridades ni mucho menos por el Ejército ni tampoco la han publicado otros medios reconocidos del Estado de Sinaloa, sin embargo la versión de ese portal ha sido reproducida por otros medios digitales del país.

La nota en cuestión refiere que la presumible captura habría ocurrido al filo de las 7:00 horas de ayer jueves, junto con su personal de escoltas, en posesión de cocaína, armas y cartuchos útiles.

La información también indica que los detenidos fueron llevados a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) en la Ciudad de México, para que rindan su declaración ministerial.

El Mayo Zambada, es actualmente, uno de los narcotraficantes más poderosos y buscados por las autoridades como ocurre con Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera.

TIJUANA BC 25 de mayo de 2012.- Un portal llamado "Diario de Sinaloa" publicó anoche una información anunciando la supuesta captura de Ismael "El Mayo" Zambada, presumiblemente a manos del ejército, en un operativo realizado, según dice, en el poblado de Aguaje, nombre de una población en la sierra de Badiraguato, Sinaloa.

Esta versión no ha sido confirmada por autoridades ni mucho menos por el Ejército ni tampoco la han publicado otros medios reconocidos del Estado de Sinaloa, sin embargo la versión de ese portal ha sido reproducida por otros medios digitales del país.

La nota en cuestión refiere que la presumible captura habría ocurrido al filo de las 7:00 horas de ayer jueves, junto con su personal de escoltas, en posesión de cocaína, armas y cartuchos útiles.

La información también indica que los detenidos fueron llevados a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) en la Ciudad de México, para que rindan su declaración ministerial.

El Mayo Zambada, es actualmente, uno de los narcotraficantes más poderosos y buscados por las autoridades como ocurre con Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera.

‘Si me atrapan o me matan… nada cambia’: El Mayo Zambada

Tenía interés en conocerlo”, le dijo el capo del cártel de Sinaloa, colega y compadre de “El Chapo” Guzmán. En el encuentro, que terminó en puntos suspensivos, El Mayo Zambada dejó un reto: “Me pueden agarrar en cualquier momento… o nunca”

Un día de febrero recibí en Proceso un mensaje que ofrecía datos claros acerca de su veracidad. Anunciaba que Ismael Zambada deseaba conversar conmigo.

La nota daba cuenta del sitio, la hora y el día en que una persona me conduciría al refugio del capo. No agregaba una palabra.

A partir de ese día ya no me soltó el desasosiego. Sin embargo, en momento alguno pensé en un atentado contra mi persona. Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer, rechazo la protección y generalmente viajo solo, la suerte siempre de mi lado.

La persistente inquietud tenía que ver con el trabajo periodístico. Inevitablemente debería contar las circunstancias y pormenores del viaje, pero no podría dejar indicios que llevaran a los persecutores del capo hasta su guarida. Recrearía tanto como me fuera posible la atmósfera del suceso y su verdad esencial, pero evitaría los datos que pudieran convertirme en un delator.

Me hizo bien recordar a Octavio Paz, a quien alguna vez le oí decir, enfático como era:

“Hasta el último latido del corazón, una vida puede rodar para siempre”.

Una mañana de sol absoluto, mi acompañante y yo abordamos un taxi del que no tuve ni la menor idea del sitio al que nos conduciría. Tras un recorrido breve, subimos a un segundo automóvil, luego a un tercero y finalmente a un cuarto. Caminamos en seguida un rato largo hasta detenernos ante una fachada color claro. Una señora nos abrió la puerta y no tuve manera de mirarla. Tan pronto corrió el cerrojo, desapareció.

La casa era de dos pisos, sólida. Por ahí había cinco cuadros, pájaros deformes en un cielo azuloso. En contraste, las paredes de las tres recámaras mostraban un frío abandono. En la sala habían sido acomodados sillones y sofás para unas diez personas y la mesa del comedor preveía seis comensales.

Me asomé a la cocina y abrí el refrigerador, refulgente y vacío. La curiosidad me llevó a buscar algún teléfono y sólo advertí aparatos fijos para la comunicación interna. La recámara que me fue asignada tenía al centro una cama estrecha y un buró de tres cajones polvosos. El colchón, sin sábana que lo cubriera, exhibía la pobreza de un cobertor viejo. Probé el agua de la regadera, fría y en el lavamanos vi cuatro botellas de Bonafont y un jabón usado.

Hambrientos, el mensajero y yo salimos a la calle para comer, beber lo que fuera y estirar las piernas. Caminamos sin rumbo hasta una fonda grata, la música a un razonable volumen. Hablamos sin conversar, las frases cortadas sin alusión alguna a Zambada, al narco, la inseguridad, el ejército que patrullaba las zonas periféricas de la ciudad.

Volvimos a la casa desolada ya noche. Nos levantaríamos a las siete de la mañana. A las ocho del día siguiente desayunamos en un restaurante como hay muchos. Yo evitaba cualquier expresión que pudiera interpretarse como un signo de impaciencia o inquietud, incluso la mirada insistente a los ojos, una forma de la interrogación profunda. El tiempo se estiraba, indolente y comíamos con lentitud.

Las horas siguientes transcurrieron entre las cuatro paredes ya conocidas. Yo llevaba conmigo un libro y me sumergí en la lectura, a medias. Mi acompañante parecía haber nacido para el aislamiento. Como si nada existiera a su alrededor, llegué a pensar que él mismo pudiera haber desaparecido sin darse cuenta, sin advertirlo. Me duele escribir que no tenía más vida que la servidumbre, la existencia sin otro horizonte que el minuto que viene.

“Ya nos avisarán”, me dijo sorpresivamente, “la llamada vendrá por el celular”.

Pasó un tiempo informe, sin manecillas. ‘Paciencia’, me decía.

Salimos al fin a la oscuridad de la noche. En unas horas se cruzarían el ocaso y el amanecer sin luz ni sombra, quieto el mundo.

Viajamos en una camioneta, seguidos de otra. La segunda desapareció de pronto y ocupó su lugar una tercera. Nos seguía, constante, a cien metros de distancia. Yo sentía la soledad y el silencio en un paisaje de planicies y montañas.

Por veredas y caminos sinuosos ascendimos una cuesta y de un instante a otro el universo entero dio un vuelco. Sobre una superficie de tierra apisonada y bajo un techo de troncos y bejucos, habíamos llegado al refugio del capo, cotizada su cabeza en millones de dólares, famoso como “El Chapo” y poderoso como el colombiano Escobar, en sus días de auge zar de la droga.

Ismael Zambada me recibió con la mano dispuesta al saludo y unas palabras de bienvenida:

–Tenía mucho interés en conocerlo.

–Muchas gracias–, respondí con naturalidad.

Me encontraba en una construcción rústica de dos recámaras y dos baños, según pude comprobar en los minutos que me pude apartar del capo para lavarme. Al exterior había una mesa de madera tosca para seis comensales y bajo un árbol que parecía un bosque, tres sillas mecedoras con una pequeña mesa al centro. Me quedó claro que el cobertizo había sido levantado con el propósito de que el capo y su gente pudieran abandonarlo al primer signo de alarma. Percibí un pequeño grupo de hombres juramentados.

A corta distancia del narco, los guardaespaldas iban y venían, a veces los ojos en el jefe y a ratos en el panorama inmenso que se extendía a su alrededor. Todos cargaban su pistola y algunos, además, armas largas. Dueño de mí mismo, pero nervioso, vi en el suelo un arma negra que brillaba intensamente bajo un sol vertical. Me dije, deliberadamente forzada la imagen: podría tratarse de un animal sanguinario que dormita.

–Lo esperaba para que almorzáramos juntos–, me dijo Zambada y señaló la silla que ocuparía, ambos de frente.

Observé de reojo a su emisario, las mandíbulas apretadas. Me pedía que no fuera a decir que ya habíamos desayunado.

Al instante fuimos servidos con vasos de jugo de naranja y vasos de leche, carne, frijoles, tostadas, quesos que se desmoronaban entre los dedos o derretían en el paladar, café azucarado.

–Traigo conmigo una grabadora electrónica con juego para muchas horas–, aventuré con el propósito de ir creando un ambiente para la entrevista.

–Platiquemos primero.

Le pregunté al capo por Vicente, Vicentillo.

–Es mi primogénito, el primero de cinco. Le digo “Mijo”. También es mi compadre.

Zambada siguió en la reseña personal:

–Tengo a mi esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto. Ellas, las seis, están aquí, en los ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no.

–No le entiendo.

–A veces el cielo niega la lluvia.

Hubo un silencio que aproveché de la única manera que me fue posible:

–¿Y Vicente?

–Por ahora no quiero hablar de él. No sé si está en Chicago o Nueva York. Sé que estuvo en Matamoros.

–He de preguntarle, soy lo que soy. A propósito de su hijo, ¿vive usted su extradición con remordimientos que lo destrocen en su amor de padre?

–Hoy no voy a hablar de “Mijo”. Lo lloro.

–¿Grabamos?

Silencio.

–Tengo muchas preguntas–, insistí ya debilitado.

–Otro día. Tiene mi palabra.

Lo observaba. Sobrepasa el 1.80 de estatura y posee un cuerpo como una fortaleza, más allá de una barriga apenas pronunciada. Viste una camisa verde cerrada al cuello y sus pantalones de mezclilla azul mantienen la línea recta de la ropa bien planchada. Se cubre con una gorra y el bigote recortado es de los que sugieren una sutil y permanente ironía.

–He leído sus libros y usted no miente–, me dice.

Detengo la mirada en el capo, los labios cerrados.

–Todos mienten, hasta Proceso. Su revista es la primera, informa más que todos, pero también miente.

–Señáleme un caso.

–Reseñó un matrimonio que no existió.

–¿El del Chapo Guzmán?

–Dio hasta pormenores de la boda.

–Sandra Ávila cuenta de una fiesta a la que ella concurrió y en la que estuvo presente “El Chapo”.

–Supe de la fiesta, pero fue una excepción en la vida del “Chapo”. Si él se exhibiera o yo lo hiciera, ya nos habrían agarrado.

–¿Algunas veces ha sentido cerca al Ejército?

–Cuatro veces. “El Chapo” más.

–¿Qué tan cerca?

–Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy.

–¿Teme que lo agarren?

–Tengo pánico de que me encierren.

–Si lo agarraran, ¿terminaría con su vida?

–No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría.

Advierto que el capo cuida las palabras. Empleó el término arrestos, no el vocablo clásico que naturalmente habría esperado.

Zambada lleva el monte en el cuerpo, pero posee su propio encierro. Sus hijos, sus familias, sus nietos, los amigos de los hijos y los nietos, a todos les gustan las fiestas. Se reúnen con frecuencia en discos, en lugares públicos y el capo no puede acompañarlos. Me dice que para él no son los cumpleaños, las celebraciones en los santos, pasteles para los niños, la alegría de los quince años, la música, el baile.

–¿Hay en usted espacio para la tranquilidad?

–Cargo miedo.

–¿Todo el tiempo?

–Todo.

–¿Lo atraparán, finalmente?

–En cualquier momento o nunca.

Zambada tiene sesenta años y se inició en el narco a los dieciséis. Han transcurrido cuarenta y cuatro años que le dan una gran ventaja sobre sus persecutores de hoy. Sabe esconderse, sabe huir y se tiene por muy querido entre los hombres y las mujeres donde medio vive y medio muere a salto de mata.

–Hasta hoy no ha aparecido por ahí un traidor–, expresa de pronto para sí. Lo imagino insondable.

–¿Cómo se inició en el narco?

Su respuesta me hace sonreír.

–Nomás.

–¿Nomás?

Vuelvo a preguntar:

–¿Nomás?

Vuelve a responder:

–Nomás.

Por ahí no sigue el diálogo y me atengo a mis propias ideas: el narcotráfico como un imán irresistible y despiadado que persigue el dinero, el poder, los yates, los aviones, las mujeres propias y ajenas con las residencias y los edificios, las joyas como cuentas de colores para jugar, el impulso brutal que lleve a la cúspide. En la capacidad del narcotráfico existe, ya sin horizonte y aterradora, la capacidad para triturar.

Zambada no objeta la persecución que el gobierno emprende para capturarlo. Está en su derecho y es su deber. Sin embargo, rechaza las acciones bárbaras del ejército.

Los soldados, dice, rompen puertas y ventanas, penetran en la intimidad de las casas, siembran y esparcen el terror. En la guerra desatada encuentran inmediata respuesta a sus acometidas. El resultado es el número de víctimas que crece incesante. Los capos están en la mira, aunque ya no son las figuras únicas de otros tiempos.

–¿Qué son entonces?–, pregunto.

Responde Zambada con un ejemplo fantasioso:

–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.

–¿Nada, caído el capo?

–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.

A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al Presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.

–¿Por qué perdida?

–El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.

–Y usted, ¿qué hace ahora?

–Yo me dedico a la agricultura y a la ganadería, pero si puedo hacer un negocio en los Estados Unidos, lo hago.

Yo pretendía indagar acerca de la fortuna del capo y opté por valerme de la revista “Forbes” para introducir el tema en la conversación.

Lo vi a los ojos, disimulado un ánimo ansioso:

–¿Sabía usted que “Forbes” incluye al Chapo entre los grandes millonarios del mundo?

–Son tonterías.

Tenía en los labios la pregunta que seguiría, ahora superflua, pero ya no pude contenerla.

–¿Podría usted figurar en la lista de la revista?

–Ya le dije. Son tonterías.

–Es conocida su amistad con “El Chapo” Guzmán y no podría llamar la atención que usted lo esperara fuera de la cárcel de Puente Grande el día de la evasión. ¿Podría contarme de qué manera vivió esa historia?

–”El Chapo” Guzmán y yo somos amigos, compadres y nos hablamos por teléfono con frecuencia. Pero esa historia no existió. Es una mentira más que me cuelgan. Como la invención de que yo planeaba un atentado contra el Presidente de la República. No se me ocurriría.

–Zulema Hernández, mujer d “El Chapo”, me habló de la corrupción que imperaba en Puente Grande y de qué manera esa corrupción facilitó la fuga de su amante. ¿Tiene usted noticia acerca de los acontecimientos de ese día y cómo se fueron desarrollando?

–Yo sé que no hubo sangre, un solo muerto. Lo demás, lo desconozco.

Inesperada su pregunta, Zambada me sorprende:

–¿Usted se interesa por el Chapo?

–Sí, claro.

–¿Querría verlo?

–Yo lo vine a ver a usted.

–¿Le gustaría…?

–Por supuesto.

–Voy a llamarlo y a lo mejor lo ve.

La conversación llega a su fin. Zambada, de pie, camina bajo la plenitud del sol y nuevamente me sorprende:

–¿Nos tomamos una foto?

Sentí un calor interno, absolutamente explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo.

Zambada llamó a uno de sus guardaespaldas y le pidió un sombrero. Se lo puso, blanco, finísimo.

–¿Cómo ve?

–El sombrero es tan llamativo que le resta personalidad.

–¿Entonces con la gorra?

–Me parece.

El guardaespaldas apuntó con la cámara y disparó.

Leer más http://www.mundonarco.com/2012/05/capturan-ismael-el-mayo-zambada-l-lider.html#ixzz1vuFIY9LZ

Fotos de la fuerza motriz del narco en Tamaulipas “Los Monstruos”

Posted: 25 May 2012 11:04 AM PDT

REYNOSA, Tams. (apro).- Los "monstruos", los vehículos blindados artesanalmente que puso de moda el Cártel del Golfo, se ensamblaban en un taller clandestino de Camargo, municipio de la "Frontera Chica" tamaulipeca.

En junio de 2011, efectivos de la Octava Zona Militar con sede en la ciudad fronteriza de Reynosa, Tamaulipas, catearon una bodega-taller donde se encontraban dos "monstruos" terminados y estaban en proceso de modificar 23 vehículos pesados.

Los "monstruos" son el resultado de la "para-militarización de la delincuencia organizada, la cual fue impulsada por los Zetas", dice a Apro Guadalupe Contreras-Correa, investigadora de la Universidad de Texas en Brownsville.

"El grupo de Los Zetas se formó a partir de militares desertores que pertenecieron a grupos de élite del Ejército mexicano y fueron entrenados en el manejo de armamento altamente especializado y labores de contrainsurgencia por asesores extranjeros", explica.

Contreras Correa añade que un efecto de la para-militarización introducida por Los Zetas implicó la profesionalización de las prácticas para eliminar al adversario; el uso de tácticas de ataque no convencionales, como la utilización de coches bomba y granadas de fragmentación, secuestros masivos y bloqueos de la vía pública o "narco-bloqueos".

Además, prosigue, introdujeron el armamento pesado y la utilización de vehículos blindados, sobresaliendo los fabricados por los propios cárteles, del Golfo y Los Zetas.

En el taller clandestino de Camargo se modificaban todo tipo de vehículos para convertirlos en "monstruos": tráileres, camiones de carga, de volteo, plataformas y hasta tractores.

Un oficial de la Octava Zona Militar explica que primero se les modificaba la suspensión para que pudieran soportar hasta 30 toneladas de peso.

Posteriormente, indica, se recubría el motor, la cabina y la parte de la carga con placas de al menos una pulgada de grueso. Las defensas de fábrica eran sustituidas por trozos de rieles utilizados en las vías del ferrocarril.

El militar subraya que el blindaje permitía soportan los calibres comunes que ahora usan los sicarios: fusiles de asalto rusos Kaláshnikov o AK47, AR15 así como balas calibre 50 y granadas 40 milímetros.

Se diseñaron varios "modelos", desde uno parecido al "Papamovil", un vehículo ligero en cuya cabina blindada albergaba un par de tiradores, hasta los camiones de carga con capacidad de transportar hasta 20 francotiradores.

Las paredes del interior se recubrieron con poliuretano para amortiguar el ruido de los poderosos disparos de los fusiles de asalto.

Durante el 2010, esos camiones blindados circulaban cotidianamente por las tradicionales rutas del narcotráfico que se bifurcan a partir del municipio de San Fernando, ubicado sobre el Golfo de México, a unos 120 kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos.

"Los monstruos son utilizados únicamente para vigilar y proteger de los grupos rivales el trasiego de drogas que se realiza en las brechas de Tamaulipas y Nuevo León, las cuales conducen hacia la frontera tamaulipeca", destaca el oficial de la Octava Zona Militar.

Subraya que los vehículos blindados no son utilizados para el combate al Ejército mexicano o las Fuerzas Federales hasta ahora.

Se pusieron de moda a partir de los primeros meses del 2010, después de que se concretó la fractura entre los antiguos aliados, Cartel del Golfo y quienes fueran su brazo armado.

"La ruptura se venía fraguando desde tiempo atrás, ya que los Zetas crecían rápidamente, tenían bajo su control importantes plazas por lo que consideraban que era hora de independizarse", dice la investigadora de la Universidad de Texas en Brownsville.

La división se concretó debido a la ejecución del Concord 3, el capo de Los Zetas en Reynosa por su contraparte del Cártel del Golfo, el Metro 3, en febrero del 2010.

A partir de marzo, los antiguos rivales arrancaron en Tamaulipas la más cruenta disputa por el control de las plazas y territorios, principalmente la región que abarca la Frontera Chica, San Fernando, Tampico y el norte de Veracruz.

Debido a que ambos bandos conocían dónde y cómo operaban, la disputa alcanzó proporciones de una guerra civil. Los "pequeños" ejércitos se enfrentaron en fragorosas batallas en Ciudad Mier, Camargo, Guerrero, Miguel Alemán y San Fernando, por mencionar las más relevantes.

La narco guerra incluyó proteger el trasiego de drogas de los rivales y ahí nacieron los "monstruos".

Sin embargo, cabe destacar que ese tipo de vehículos blindados ya comienzan a aparecer en otras regiones del país dominadas por la delincuencia organizada, por ejemplo, los estados de Zacatecas y Sinaloa.

La única manera de destruirlo a los "monstruos" es con granadas antitanque calibre 20 milímetros, agrega la fuente militar.

En los últimos tres años la Octava Zona Militar ha decomisado en Tamaulipas más de 120 vehículos blindados a los narcotraficantes, entre ellos destacan seis que son unos "verdaderos monstruos" ya que pesan más de 30 toneladas y tienen capacidad para albergar 20 pistoleros.

 
 

 
 

 
 

 
 

Los Zetas secuestraron a un niño y lo torturaron brutalmente. Mira el video

Posted: 25 May 2012 10:57 AM PDT

Los despiadados criminales de los Zetas secuestraron a un niño para obtener el rescate le enviaron a su familia un video en lo que lo torturan brutalmente.



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Publicado por Pako para Noticias Mexicanas el 5/26/2012 01:34:00 AM

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