Por Enrique Kawamura

 

Antes de comenzar con el comentario, quisiera aclarar que el título de esta entrada es una muy mala analogía al de una vieja columna de hace más de doce años que Robert Barro publicó en la revista Business Week, "My Lunch with Bono". En esta columna el profesor de Harvard contaba de su conversación con el cantante y líder de U2, la cual giraba en torno del tema de los "perdones de deuda" que se discutían como parte del Jubileo del 2000, como política de ayuda a países más pobres. Parafraseando muy malamente a esa columna, me animé a titular del modo en que lo hice teniendo en cuenta los casi dos días de trabajo que pude compartir con Joseph Stiglitz en una mesa redonda de la que cuento a continuación.

 

Hace dos semanas, más precisamente el lunes 13 y martes 14 de agosto pasado, se realizó tal mesa redonda, organizada conjuntamente por la International Economic Association (IEA) y la Asociación Argentina de Economía Política, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. La mesa redonda giraba en torno al análisis de las crisis macroeconómicas recientes en EEUU y Europa, con un acento bastante importante en el rol del Estado en el manejo de tales crisis y, especialmente, en el manejo del problema de la deuda pública, sobre todo a la luz de los riesgos de default que, todavía hoy, parecen afectar a los gobiernos de Grecia, España y algunos otros países de la zona del Euro.

 

Uno de los "notables" que participaron de la misma fue Joseph Stiglitz, en su rol de actual presidente de la IEA. Sus intervenciones "públicas" a veces suele generar cierto resquemor entre algunos colegas. Especialmente, al menos para algunos colegas, esto parece ocurrir cuando se trata de intervenciones suyas en el ámbito de actos organizados por el Gobierno Nacional, justamente como su presentación en Casa de Gobierno, precisamente en el marco de las actividades ligadas a la mesa redonda que se comenta en esta entrada.

 

En lo personal, aprovechando la invitación que Daniel Heymann (el organizador local de la Mesa Redonda) me hizo para comentar uno de los papers presentados allí, pude al mismo tener la experiencia de verlo a Stiglitz hablar en un ambiente académico, muy distinto al del público "general" que suele ser el destinatario de sus intervenciones públicas. Realmente Stiglitz ha demostrado, en esa mesa redonda, una notable prudencia en sus afirmaciones, reconociendo implícitamente (al menos esa ha sido mi lectura) que tenemos demasiadas cosas que aprender de las crisis.

 

Desde la perspectiva de afirmaciones sobre política de (des)endeudamiento, es verdad que, tanto en su presentación pública del martes a la mañana como en la mesa redonda se interesó en el caso argentino de renegociación de deuda post devaluación. Sin embargo, entre los académicos nunca afirmó (ni sugirió siquiera) que Argentina 2004 era lo que, por ejemplo, Grecia debía hacer hoy. Más bien el mensaje que transmitía Stiglitz, cada vez que podía, era que había que estudiar mejor esos casos y, más en general, tratar de entender mejor los mecanismos que estuvieron en jugo en aquel proceso de renegociación para luego entender si esos mecanismos estarían presentes o no en el actual debate en Europa.

 

Stiglitz también abogó por un proceso de maduración de nuevas teorías en macroeconomía (de hecho fue el tema de su presentación el lunes a la mañana). Entre otros cambios (varios de los cuales no me sorprendieron, ya que tenían varios puntos en común con lo que siempre solemos hablar con, por ejemplo, Daniel Heymann al respecto) acentuaba la necesidad de re-considerar el rol de expectativas y del alejamiento del supuesto de expectativas racionales, como para, por ejemplo, poder comenzar a analizar con mayor rigor teórico cuestiones como la "sobrevaluación cambiaria".

 

En suma, si bien lo que Stiglitz cuestionó del estado del análisis macroeconómico actual no parecen puntos "impactantes" por lo ingenioso, no parecen, sin embargo, cuestionamientos irrazonables o carentes de fundamento. Más bien induce a investigadores más jóvenes a introducirse a caminos de modelación en un sentido más complejos pero también más apasionantes (y ciertamente, parecen también ser necesarios) para comprender mejor fenómenos tan complejos como las crisis.

 

En próximas entradas comentaré algunos de los artículos presentados en esta mesa redonda. Pero no quería dejar pasar la ocasión para hacer este punto un poco menos académico (de hecho, un poco más "chimentoso") pero más ilustrativo de uno de los economistas de mayor impacto mediático en nuestro país y en varios otros.